«Subiendo telón en cinco, cuatro»… Más que el espectáculo, recuerdo las luces cegadoras acompañadas por un público devoto que no cesa en aplausos. Eso sí, todos y cada uno de los elogios aparecen una vez terminada la función. Este mero recuerdo me hace pensar en cómo ha cambiado el público teatral. Sin ir más lejos (que por poder, podríamos retroceder a las dichosas tragedias griegas), los espectadores de la época victoriana eran piezas fundamentales en las representaciones teatrales. Cuando el villano hacía una de las suyas, se podía contar con una pausa para los abucheos y gritos prestados por el rabioso público. Imaginad tal pausa en un espectáculo actual. ¿No? Claro que no, no es lo que nos han enseñado a hacer en el teatro. Esto me lleva a la pregunta: ¿Se ha convertido el teatro actual en un circuito guiado? Guiado o no, el público teatral actual se podría definir como ‘correcto’, que no quiere decir humano.
Por Cristina G. Varo.