Anoche visioné mi primer Jean-Luc Godard. Estuve un rato dándole vueltas a sí sería mejor ponerse manos a la obra con alguna de Fellini o Pasolini, pero me decidí finalmente por algo del director franco-suizo. Y la verdad es que no me decepcionó, aunque tampoco esperaba que lo hiciera, pero sí me dejó un poco con ganas de más. ‘Alphaville’, que cumple este año sus cincuenta y cinco, nos interna en una ciudad lúgubre, siniestra, dominada por ordenadores previos a la era de internet, mujeres que no saben lo que es el amor, y señores con pistola que aparecen de la nada amenazando a un sombrío e inusual Lemmy Caution, siempre mirando al futuro y a una galaxia incierta, en todo momento ataviado con su gabardina a lo Humphrey Bogart. La atmósfera en la que se mueve el filme es exquisita, y la pareja formada por Eddie Constantine y Anna Karina, actores recurrentes por Godard, es fabulosa. Ese ambiente nos adentra, poco a poco, en un universo fílmico en el que todo mal acecha.
Texto de MARTÍN MOLLOY.